Cuando de una vez por todas tenemos la firme convicción de realizar cambios en nuestra vida, al nivel que sea, la motivación se vuelve una herramienta de vital importancia para conseguir nuestros ansiados progresos. Iniciarse en el deporte, perder grasa, comer mejor, dejar de fumar o aprender un idioma…
Centrándonos en la mejora de nuestro estilo de vida (actividad física y alimentación, principalmente), por citar algunos de los factores «barrera o enemigos», podríamos destacar a dos por encima de todo.
Por un lado, nuestro entorno, cada vez más cómodo y, a la vez, opuesto a nuestra evolución humana. Ascensores por escaleras, asientos por todos lados, tecnología que hace la compra por nosotros, aumento del ocio inactivo (TV, móviles…). En definitiva, un retroceso y, por tanto, una AUTODESTRUCCIÓN de nuestra propia raza, sin entrar a valorar lo que ello conlleva (enfermedades, patologías…).
Y, por otro lado, la industria alimentaria, cuyo principal objetivo parece “engañarnos” y confundirnos haciéndonos creer como determinados “alimentos” (procesados y empaquetados, principalmente) deberían ser la base de nuestra alimentación diaria.
Evidentemente, a las grandes empresas del sector de la alimentación, lo único que le interesa es vender ( lógicamente ) sus productos a costa de un público desamparado y desinformado nutricionalmente hablando.
Dicho esto, me centraré en este segundo punto, en concreto en lo relacionado con el etiquetado de los productos (que encontramos cada día en las estanterías de los grandes supermercados) y como detectar, analizar y realizar la mejor elección cuando hacemos la compra.
¿EN QUE DEBEMOS FIJARNOS EN LA ETIQUETA?
En orden de preferencia, de más a menos importante. Vamos al “grano”:
1.INGREDIENTES:
Sin duda lo más importante. Si nos preocupa lo más mínimo nuestra salud, debemos mirarlo sí o sí. Cuantos más ingredientes tenga un producto PEOR. Si un producto tiene muchos ingredientes, la mejor elección será no comprarlo y dejarlo (sigilosamente) en su estantería.
Como regla general, aunque hay excepciones, si tiene más de 3-5 ingredientes, NO lo compres. Esta premisa es difícil que se dé, pues la mayoría de los envasados-empaquetados tienen muchos más.
*NOTA: Echa un vistazo al pan de molde de la imagen, y comprueba cuantos ingredientes tiene. Te vas a sorprender.
Cuanto más al principio aparezca un ingrediente, significa que lleva más cantidad de ese ingrediente. Ejemplo: Si el primer ingrediente de la lista es el azúcar, estará repleto de azucares, a parte de otros ingredientes; pero sobretodo azúcar.
2. AZÚCAR:
Es la parte más importante de la etiqueta junto con los ingredientes. El azúcar viene dentro del apartado de los Carbohidratos y cuanto más azúcar…. Acertaste!… PEOR!!! Muchas veces el valor del azúcar (expresado en g= gramos, al igual que los carbohidratos), suele ser igual al de los carbohidratos. En este caso, NO lo añadas a tu cesta de la compra. En otras ocasiones, viene menos azúcar que los hidratos, en este caso no será tan fatídico (aunque tampoco saludable), como el caso anterior. Importante fijarse en este detalle.
*NOTA: La imagen anterior refleja el azúcar que tiene el zumo por 100 ml. Un vaso normal son 250 ml, por tanto, cerca de 25g /vaso. ¡!!!!! Que son 5-6 cucharitas !!!!!
CUIDADO. En la lista de ingredientes el azúcar puede venir enmascarado con los siguientes nombres, así que atento, porque suele ser igual o peor al propio azúcar: fructosa, dextrosa, glucosa, lactosa, galactosa (casi cualquier palabra acabada en -osa es azúcar), jarabe de maíz, maltodextrina… MUCHO OJO!!!
3.VALOR ENERGÉTICO:
Hace referencia a las calorías (o kj = kilojulios) que aporta dicho producto por ración. Normalmente no se suele mirar, no obstante, las calorías importan pero tus hormonas impartan mucho más. No te preguntes si engorda más o menos, mejor pregúntate si es realmente bueno y nutritivo para ti.
*NOTA: Como regla general, la mayoría de procesados (galletas, bollos, pizzas…) contiene muchas calorías, cosa que ya sabemos.
Bien es cierto que las etiquetas, a parte de los componentes citados, llevan otros como grasas (en la mayoría de los casos de dudosa calidad y sin diferenciarlas entre saludables y perjudiciales), fibra o sal (casi siempre en exceso); Aunque con estos 3 puntos, sería suficiente para saber que estamos comprando, así como saber leer y analizar de forma básica lo que estamos añadiendo a nuestra cesta y, por consiguiente, lo que vamos a proporcionar en nuestro organismo, que es lo realmente importante.
Si tenemos esto en cuenta sobre el etiquetado, sabremos elegir mejor y con ello, no llenar el “carrito” de sustancias comestibles, sino de ALIMENTOS que nos proporcionen beneficios.
Hablando de alimentos, y antes de finalizar, me gustaría recalcar que una alimentación saludable se basa en el consumo diario de productos frescos y naturales, SIN ENVASE NI ETIQUETA (EXACTO!!!! Fruta, verdura, huevos, pescado, hortalizas…). Solo así, nos ASEGURAREMOS que los productos envasados-procesados ocupen un espacio mínimo (no merecen más, lo siento… ) en nuestra despensa o nevera para evitar desplazar alimentos de verdad.
No obstante, teniendo en cuenta que la mayoría de las personas va al supermercado a comprar, se le deben dar herramientas para saber elegir determinados productos frente a otros y a ser plenamente conscientes de lo que se compra.
Pero no todo es malo dentro de los productos procesados-envasados. Es cierto que hay algunos (no muchos) que podemos comprarlos sin “temor” alguno (y sin mirar mucho la etiqueta… 😀) cuando vamos al supermercado.
Algunos ejemplos serían: Pescado y marisco congelado; mantequilla o yogur natural (sin añadidos); vinagre o aceite de oliva (virgen extra); verduras embolsadas o congeladas… Y alguno más.
Espero que, a partir de ahora, NO te olvides de MIRAR LA ETIQUETA para hacer una compra consciente y lo más saludable posible, y sobretodo, “No te dejes engañar”, Tu salud te lo agradecerá.