Pregunta común sea cual sea nuestro objetivo a la hora de entrenar. Vamos a intentar valorar el porqué del sí y del no para llevar a cabo la suplementación deportiva. Empezaremos por lo siguiente: después de una actividad intensa (o no) nuestro organismo entre otras cosas utiliza recursos, desgasta tejidos, sobrecarga vías neuronales, reseca mucosas, etc. La alimentación y el descanso son los encargados de reparar todas esas cosas.
Muchos habremos oído hablar de la ventana anabólica, catabolismo, la junta de la trócola y demás términos con más o menos mitología.
Pues bien, la alimentación (proteínas, carbohidratos, grasas, minerales, vitaminas, agua, fibra) es fundamental para esto, teniendo cada parte su importancia en según qué proceso. La suplementación no es más que especificar y complementar esta alimentación. No hay ningún suplemento que consiga algo que no consiga la alimentación normal, con lo que la suplementación tiene que servir, sin descompensar la alimentación, como herramienta cuando no nos comemos nuestro filete de ternera, nuestras piezas de fruta, nuestro plato de pasta, etc.
Después de entrenar por ejemplo, nuestro tracto digestivo no está especialmente preparado para tomar un entrante, primero, segundo y postre y asimilarlo correctamente, o durante una maratón no nos podemos detener a ingerir alimentos sólidos que nos aportarían lo que necesitamos, por eso tomamos una bebida isotónica (un tipo de suplementación) en esa maratón.
Por regla general, abusamos de estos productos tomándolos de forma exagerada, o incluso les tenemos miedo por posibles daños; lo más recomendable sería consultar a un nutricionista que nos determine la necesidad o no de este tipo de alimentos.